¿Cómo pensar la sociedad?
Arroyo Ludmila | ludmiarroyo@gmail.com
Brusa Verónica | vero.brussa@gmail.com
Primer año | Profesorado de Educación Secundaria en Matemáticas
Problemáticas Socio-Antropológicas en educación
Docente: Mgter. Prof Claudia Becheran | claudiabecheran@isfdmmoreno.edu.ar
Resumen
El presente trabajo, tiene como objetivo realizar un abordaje desde el Pensamiento Complejo de Edgar Morín, para describir e interpretar desde la multidimensionalidad que el autor plantea, el impacto de las decisiones políticas en el campo de la economía y los números que deja en relación a la deuda social en Argentina; desocupación, desigualdad, inflación, deuda. La pregunta que se plantea es si desde los números es posible pensar una sociedad. Se analiza un sintético recorrido de la crisis de 2001 en Argentina y sus consecuencias como también el papel de la educación en una economía y cultura entendida desde la idea de Bauman de Modernidad Líquida.
🔖Palabras clave: multidimensionalidad – economía – sociedad – desarrollo sustentable.
Introducción
Este informe bibliográfico tiene como finalidad recuperar aspectos centrales de la relación entre los números, la matemática, la economía y la sociedad. Por ello, la pregunta central es: ¿Los númerossirven para pensar una sociedad? ¿De qué manera se hace? ¿Se piensa desde la multidimensionalidad?
En este sentido, para Morin (2005), el pensamiento complejo permite desarrollar una estrategia de pensamiento reflexiva, para promover un enfoque holístico que permite atender cuestiones sociales más profundas de esta modernidad, pero cercanas a la vida cotidiana de las personas, por lo que se debe analizar -estudiar- el entorno con el cual se interactúa si se pretende comprenderlo. Considera, además, que dicho tipo de pensamiento requiere conectar las diferentes dimensiones de la realidad, la cual se ha caracterizado por adquirir progresivamente cada vez más componentes, lo cual, a medida que la humanidad avanza, le otorga el carácter de mayor complejidad.
El autor insiste en que el paradigma desde donde se analizan e interpretan las problemáticas actuales como las económicas, no corresponden sólo a ese campo en particular. Así, sugiere aprender a reconocer que las mismas se entrelazan, lo cual otorga complejidad y trama multidimensional, para lo que se necesita educar la mirada y cuestionarse el mundo, el estado de situación.
En el caso de Argentina, las tensiones entre economía y sociedad requiere de la mirada compleja que propone Morin. Por ello se recupera la crisis del año 2001 ya que fue el resultado histórico de una relación problemática, con impacto no sólo en lo económico. Es decir, se puede medir su impacto no sólo en la economía de manera estructural sino que aún se evidencian -siguiendo a Morín- sus consecuencias sociales, políticas, culturales, y educativas. Si bien esta crisis comienza a visibilizarse entre 1998-1999, se precipita a fines del año 2001, pero reconoce un proceso histórico de conformación.
Es decir, por su larga gestación, complejidad y gravedad la crisis que estalló en Argentina a fines del año 2001, lejos está de ser un fenómeno inusual en la economía global contemporánea. Internamente, en dicha oportunidad, los números de pobreza e indigencia social treparon a cifras alarmantes; la falta de trabajo y la exclusión social se hicieron moneda corriente. ( Chudnovsky, Pupato y otro, 2003)
En el frente externo, en general estas crisis son precedidas por booms, en los cuales los inversores son atraídos por las oportunidades de ganancia en los países respectivos, para luego retirarse de forma masiva, en un lapso de tiempo relativamente breve, dando lugar a Crashes con serias consecuencias para las economías de los países afectados. .
El análisis de la crisis argentina es extremadamente complejo pero de lo que no hay dudas es de la necesaria multidimensionalidad que requiere su análisis. Sólo por mencionar acontecimientos de los últimos meses de 2001: la devaluación, el default de la deuda externa pública y la pesificación asimétrica de los contratos, generaron una caída adicional superior. En otras palabras, entre mayo de 2001 y mayo de 2002 se generaron más de 6 millones de nuevos pobres en la Argentina, lo que evidencia mayores tensiones entre la economía interna y su sociedad. (Chudnovsky, Pupato y otro, 2003)
Una crisis de esta envergadura tiene múltiples causas y sería incomprensible si no se aborda desde la complejidad de las peculiaridades del sistema político y la precariedad del marco institucional en que se toman las decisiones económicas claves tanto en los años previos como durante la larga gestación de la crisis (Chudnovsky, Pupato y otro, 2003) Según estos autores, en contraste, otros trabajos centran su atención en el comportamiento de los flujos de capitales externos. En particular, se enfatizan los problemas de ajuste de una economía con ciertas características frente a una “interrupción súbita” en el ingreso de capitales.
Asimismo plantean un tercer grupo de trabajos que acentúan aspectos relacionados con la percepción futura de la economía como condicionantes de su presente.
¿Sólo los números cuentan?
A continuación se describen tres tipos de relaciones entre deuda e impacto social, económico y ambiental:
- Relación entre la deuda externa y el impacto social: La deuda externa tiene un impacto social muy grande ya que implica que mientras mayor sea la deuda, más dinero del presupuesto público se debe destinar para pagarla. Lo que genera menos inversión para el sector de la salud, lo educativo e infraestructura.
- Relación entre la deuda externa y el impacto económico: La deuda externa influye de forma adversa sobre el crecimiento económico de un país a largo plazo, ya que genera incremento en el costo del capital, suba de impuestos de manera distorsiva, inflación, incertidumbre y vulnerabilidad a crisis bancarias o cambiarias.
- Relación entre la deuda externa y el impacto ambiental: El impacto ambiental de la deuda externa se refiere tanto a la presión ejercida sobre los ecosistemas como resultado de las obligaciones de deuda externa de los países acreedores como a la incapacidad de los países de tomar las medidas necesarias de adaptación y mitigación del cambio climático debido a sus crisis de deuda. El impacto ambiental de la deuda externa está estrechamente relacionado con el concepto de deuda ecológica. (Fazio, H 2012)
Hasta aquí , se puede explicitar que no sólo los números cuentan al momento de pensar una sociedad. Importa lo cultural, lo político, lo ambiental
Desde una mirada macrosocial, durante los últimos años las denominadas teorías de la complejidad han sido introducidas con insistencia en la discusión sociológica, para pensar el modelo de desarrollo social. En este sentido Zigmun Bauman (2005), acuña el concepto de “modernidad líquida” como el fin de los referentes sólidos que pervivieron a una sociedad que se encuentra en un constante cambio y movimiento.
Este sociólogo polaco, afirma una tendencia humana a tropezar con explosiones de ira popular de manera cíclica, con reacciones de tipo mecánicas, respondiendo a cada una fenómeno por separado, según se presenten, en lugar de afrontar las cuestiones más estructurales, de fondo que revelan., en lugar de los síntomas (Bauman, Z, 2005).
El autor atribuye a una economía mundial capitalista y extractiva que potencia una cultura consumista exacerbada, alejada de las verdaderas necesidades de los sujetos, en la que se destaca la tendencia a olvidar y lo vertiginoso del olvido, que son, -para Baunman- marcas indelebles de la cultura moderna líquida. Su enfoque sobre el consumismo se orienta hacia una economía del exceso y de desechos, en la que todo producto, se vuelve in-útil rápidamente: lo tecnológico, es un ejemplo de ello, pensado y diseñado para que así sea.
En este sentido, el consumismo es también, y justamente por esa razón, -según el autor- una economía de engaño. Considera que es engañosa porque apuesta a la irracionalidad de los consumidores, y no a sus decisiones bien informadas, fundadas sino tomadas desde la emocionalidad; apuesta a despertar la emoción consumista y no a cultivar la razón y el juicio crítico en la toma de decisiones.
Así, define en uno de sus puntos claves que, “es esteril y peligroso creer que uno domina el mundo entero gracias a internet, cuando no tiene la cultura suficiente que permita filtrar la información buena de la mala”.(Bauman, Z, 2005)
Al referirse a las medidas emprendidas en nombre del “rescate de la economía”, se convierten como “tocadas por una varita mágica” en medidas que sirven para enriquecer a unos y empobrecer a otros.
Sin embargo, economistas como los mencionados, (Chudnovsky, Pupato y otro, 2003) consideran que en países emergentes, la deuda puede ser una herramienta útil si es transparente, se gestiona bien y se usa en el contexto de una política de desarrollo social creíble. Aunque, a veces, este no sea el caso. Los gobiernos tienden a destinar estas divisas a otros fines, incrementando la deuda pública sin lograr el desarrollo social. Es decir, al desviarse fondos, a otros destinos, se posterga el desarrollo de una sociedad más justa, más inclusiva, con mayores niveles de educación
Como consecuencia de lo planteado, se refinancian pagos y compromisos asumidos y, a veces, se contraen nuevas deudas, generando nuevamente el circuito de sobreendeudamiento. En este contexto, están los menos favorecidos por los números, los que sufren de primera mano el manejo deficiente de este recurso. En esto, la dimensión política y la administración de los recursos económicos públicos, junto a la generación de empleo genuino, son centrales para generar números con inclusión social.
En otras palabras, la falta de inversión, la escasa generación de puestos de trabajo, es perjudicial porque genera mayor desigualdad, fomenta la pobreza y la indigencia y eso conlleva a no poder acceder a los recursos necesarios básicos para poder cubrir necesidades fundamentales tales como alimentación, vivienda, vestimenta, salud y educación.
A manera de conclusión
Para cerrar esta investigación bibliográfica y a manera de conclusión, se puede decir que existe la imperiosa necesidad de comprender que la economía y sus números, afectan la vida cotidiana de las personas. También existe una necesidad de “educar la mirada” en el sentido de Morin para interpretar estos fenómenos modernos desde un paradigma complejo en el que la multidimensionalidad sostenga los análisis. No se puede pensar ya de manera unicausal, y en ello la educación de la ciudadanía es fundamental ya que se deben generar las herramientas intelectuales que permitan comprender la lógica de funcionamiento, de lo contrario, la exclusión de la discusión será una posibilidad.
Cambiar el paradigma desde donde se analizan e interpretan problemáticas sociales como las económicas, creyendo que corresponden sólo a ese campo, aprender a mirar y reconocer que las mismas se entrelazan, otorga complejidad al análisis y por tanto a la toma de decisiones que muchas veces por estar comprometidos e involucrados, se pierde la objetividad y se naturalizan acciones que van en contra de los derechos de los propios sujetos.
Finalmente, es la educación la que debe brindar todas las herramientas necesarias al sujeto, para que pueda integrarse al mundo, incluirse en la sociedad y ser, a la vez, generador y protagonista del contexto de otros.
Bibliografía de referencia
Bauman, Z (2005) Modernidad líquida. Fondo de Cultura Económica. México
Chudnovsky D, Pupato G y otro (2003) Las recientes crisis sistémicas en países emergentes: las peculiaridades del caso argentino. Departamento de Economía. UDESA
Fazio, H (2012) Economía, ética y ambiente. Eudeba
Furtado, C (1999) El capitalismo global. Fondo de Cultura Económica. México.
Morín, E (2005) Introducción al pensamiento complejo.