Marysol Agüero, María Jimena Arguello, Virginia Bertaina, Melina Cabrera Tobares, Florencia Carlini, Lucila Compagnucci, Sabrina Cortés, Candela Díaz, María Celeste
Espíndola, Agustina González, María Jimena González, Julieta Granado, Giuliana López, María Belén Martínez Posco, María Magdalena Moreno, Luciana Oviedo, Camila Paultroni, Laura Pesaresi y María de los Ángeles Rojas.
Cuarto Año | Profesorado de Educación Inicial
Ética y Construcción de la Ciudadanía.
Docente: Lic. Paula Andrea Palacios | paulapalacios@isfdmmoreno.edu.ar
Informe de lectura de autoría compartida
Resumen
La educación es un acto político, y concebida desde ese lugar se cimienta en la construcción de lo común, con un horizonte de igualdad para todos. El vínculo educativo hace que el posicionamiento de adulto asuma el lugar de protección que se construye a partir de otras significaciones y aportes de los contenidos que el docente de educación inicial, mediador entre la cultura y la realidad, proporciona funciones subjetivantes para la infancia. La llegada de la pandemia en el 2020, provocó cambios sociales en todo el mundo, una situación inusual, de incertidumbre, de complejidad, en la cual todas las personas estaban involucradas poniendo en juego “algo nuevo” en las formas de relacionarse. La escuela siguió enseñando, utilizando otras formas, para acompañar y sostener los aprendizajes de los estudiantes con las tecnologías de la información y la comunicación.
🔖Palabras clave: Educación – Pandemia – Escuela – Docente – Vínculos
“Volvemos como sobrevivientes de un tiempo raro que llegan para construir sobre el polvo de los papeles unas prácticas de la enseñanza amorosas y vibrantes que nos permiten comprender y hacer un mundo mejor.”
Mariana Maggio
La educación es un acto político, y concebida desde este lugar se cimienta en la construcción de lo común, con un horizonte de igualdad para todos. La práctica educativa como práctica política nunca es neutra, siempre subyace o se “escapa” del posicionamiento ideológico, no de partidismo político, sino de una direccionalidad no autoritaria o democrática. Esta última indica un camino de formas de comunicación más humanizadas buscando sentidos que cobijen a todas y todos desde las diferencias de las que cada sujeto es portador.
El vínculo educativo hace que el posicionamiento de adulto asuma el lugar de protección que se construye a partir otras significaciones que aportan los contenidos curriculares a través de juegos, cuentos, historias de hadas, de brujos, dioses y príncipes, los problemas, los enigmas, los trazos, las melodías, y puede seguir la lista. Es así que, el lugar del docente de educación inicial, es importantísimo como mediador entre la cultura y la realidad, ser “pasadores” de la cultura, enseñar a estar con la otredad y proveer así funciones subjetivantes para la infancia. Las instituciones educativas han mantenido a través del tiempo el rol de resguardo, de cuidado, de protección, rol que responde a las expectativas de la sociedad, y cualquier persona que se le pregunte por la función de la escuela puede afirmarlo. Además del vínculo que se establece entre la escuela y la familia redunda en beneficio de los aprendizajes, especialmente en el nivel inicial.
La llegada de la pandemia en el 2020, provocó cambios sociales en todo el mundo, una situación inusual, de incertidumbre, de complejidad, en la cual todas las personas estaban involucradas. La situación del ASPO (Aislamiento Social Preventivo Obligatorio) obligó a cerrar los edificios escolares y la incertidumbre mayor fue ¿Cómo dar continuidad a la educación? ¿Cómo será el vínculo sin la presencialidad? Se buscaban respuestas que permitieran que la escuela se reinventara, y ahí estuvieron presentes los docentes, trabajadores de la educación, comprometidos en el ejercicio de su profesión.
La escuela siguió enseñando, utilizando otras formas, de acompañar y sostener los aprendizajes de los estudiantes y felizmente, las tecnologías de la información y la comunicación alentaron la continuidad, no sin complicaciones, por cierto, pero en la medida de las posibilidades, la escuela en casa, siguió funcionando a través de los correos electrónicos, mensajes de texto, WhatsApp , video llamadas, los tan famosos zoom o meet, entre otras posibilidades tecnológicas, cuando la conectividad, así lo permitía. También, y para destacar, muchos docentes llevaron las propuestas de enseñanza a los domicilios de los estudiantes.
Claramente, la pandemia de Covid 19 puso en juego “algo nuevo” en las formas de relacionarse, el barbijo que tapaba parte de la cara, el alcohol en gel, la distancia social, hicieron que la forma del encuentro, de intercambio sea distinta, el cuerpo demandaba cuidado y también, como gesto solidario cuidado para el otro.
En el 2021, paulatinamente se comenzó con la apertura de las escuelas y un nuevo desafío: las denominadas “burbujas” como una nueva forma de cuidado para la convivencia en la escuela. Las prácticas de cuidado construidas en forma colectiva, su comprensión permitieron la puesta en práctica del valor de la responsabilidad en su cumplimiento.
Ya en este 2022, segunda etapa de la vida escolar, con presencialidad plena en los niveles obligatorios, con vacunación para covid 19, sin barbijo, pareciera que felizmente, la pandemia se “ha atenuado” o “está finalizando”. La presencialidad, si bien, es una pretensión de todas y todos, expresada en la alegría del encuentro, aun presenta algunos inconvenientes, como el miedo, la dificultad para sostener una actividad,el establecimiento de los nuevos vínculos, algunas incomodidades, la dificultad para el trabajo colaborativo, entre otras cuestiones.
Es un nuevo tiempo, una nueva época, que se transita en la vida y en las escuelas, cuyo inicio fue una situación sanitaria que implicó pensar nuevas alternativas entre lo familiar y lo escolar, entre la virtualidad y la presencialidad, reedificar los vínculos entre los estudiantes y los docentes. Este nuevo escenario admite una nueva configuración de la gramática institucional que nos invita al ejercicio de la empatía, a una práctica docente que habilite, que pretenda la emancipación y acompañe con acciones tendientes al cuidado.
La pandemia, con prescripción necesaria de pantalla, donde el contacto con los otros era sin cuerpo, nos dejó una escuela lejana, que docentes, directivos, familias, comunidad, intentaron todos los días acercarla, se han “transformado” y “capacitado” en las nuevas tecnologías para seguir enseñando. Las huellas de la pandemia en las historias personales y las vivencias de la humanidad, en esta “vida covidiana” como dice la Dra. Graciela Frigerio, que se transitó, quedará en el recuerdo y en el inconsciente colectivo.
El legado de la pandemia para esta nueva escuela, es la escucha y la mirada atentas, la escuela que pregunta, que favorece la tolerancia, la confianza, la amorosidad, que acepta la diversidad en todas sus aristas. Una escuela que interpele todos los días, que se reconstruye en un “volver a empezar” como dice la canción de Alejandro Lerner, para sanar y soñar.
Referencias bibliográficas
- Asquini, Isabel Beatriz (2007) “Artículo: “La construcción de lo común en la escuela.” Cine y Formación Docente 2007. Ministerio de Educación Ciencia y Tecnología. Dirección Nacional de Gestión Curricular y Formación Docente.
- Entrevista a Mariana Maggio publicada el 28 de febrero de 2022 en la Revista Gloria y Loor.
- Documento: “Pensar los vínculos en pandemia. La escuela como un lugar de cuidado.” 2022 Ministerio de Educación de la Nación.